En cooperación con las comunidades campesinas, AVSF desarrolla prácticas agroecológicas en la agricultura y la ganadería, que presentan al menos dos ventajas : reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, al almacenar más carbono en el suelo y al limitar el uso de insumos químicos contaminantes, y también permiten a los campesinos adaptarse mejor a los efectos del cambio climático.
Una constatación alarmante
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado en 2018, advierte sobre las consecuencias desastrosas del aumento de las temperaturas medias. Con + 1,5 °C, la biodiversidad de las plantas disminuiría en un 8% (y en un 18% con + 2 °C), mientras que una caída alarmante de los rendimientos agrícolas afectaría a los campesinos en el África subsahariana, Sudeste asiático y Latinoamérica. Pero los efectos del cambio climático ya son visibles aquí y ahora: según la Organización Meteorológica Mundial, en el mundo hay más de 2 millones de personas desplazadas por desastres climáticos, mientras que más de 800 millones de personas padecen hambre, en parte debido a las persistentes sequías.
Las comunidades campesinas son las primeras víctimas del cambio climático y sus impactos: las importantes pérdidas de sus cultivos, sus rebaños y sus demás medios de subsistencia los exponen a un gran riesgo de inseguridad alimentaria, mientras que son los que menos emiten gases de efecto invernadero.
Una solución: la agroecología
Mientras que alrededor del 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero son causadas por el desbroce de tierras, la producción agrícola y la fertilización, la agroecología está demostrando ser una solución para prevenir y reducir los efectos del cambio climático. Por estas razones, AVSF apoya a los campesinos y campesinas en la transición agroecológica, desarrollando prácticas reconocidas que mejoran la capacidad de resiliencia de las familias y los territorios vulnerables. Estas prácticas agroecológicas son múltiples y están adaptadas a los territorios: diversificación de los cultivos gracias a la biodiversidad agrícola, mejor uso de las leguminosas, agrosilvicultura, integración de la agricultura y la ganadería con el uso de abonos orgánicos, mejora de la fertilidad del suelo (para aumentar el almacenamiento de carbono) y reducción significativa o eliminación del uso de fertilizantes químicos, etc.
AVSF también promueve las energías renovables, que reducen el uso de leña y, por lo tanto, la deforestación: en Mali, por ejemplo, pequeñas unidades de metanización valorizan los residuos animales transformándolos en gas para cocinar, al tiempo que proporcionan un fertilizante orgánico para los cultivos; la mejora de los fogones reduce la cantidad de leña necesaria para cocinar el karité procesado por las mujeres, mientras que los paneles solares proporcionan energía para las bombas de los pozos pastorales y los sistemas de irrigación para los pequeños huertos.
Todas estas prácticas están asociadas al fortalecimiento de los intercambios entre los actores del territorio para coordinar sus acciones al servicio de los territorios resilientes y que emiten pocos gases de efecto invernadero.