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"VAMOS"... UN DULZOR MENTIROSO
Una voz tranquila y un poco nasal, y una expresión serena caracterizan al personaje, "Mister Sophoan", nuestro coordinador, que nos recuerda que no hemos venido sólo para dar una vuelta gastronómica. Hace dos días que llegué a Nom Pen, las comidas se suceden ofreciéndonos variados manjares entre los que probamos baguettes, carne de ternera, peces-gato hervidos, bolas de arroz, muchas verduras cortadas en mil y un pedazos, que comemos sazonadas o pimentadas. Los jóvenes, hombres y mujeres, que sirven son muy amables e insisten en que comamos.
En un restaurante de carretera, delante de tanta abundancia de fina y diversa comida, casi nos olvidamos que Camboya tiene el triste privilegio de ser uno de los veinte países más pobres del mundo. La pobreza no se descubre en un vistazo. A penas salimos del aeropuerto, la ciudad que conocí hace cinco años parece transformada: modernos edificios, casinos y hoteles de todo tipo. Lo que no ha cambiado es el bullicio de las motos y el pii pii. ¿Dónde están los niños de las calles que había visto durante mi primera visita por todos sitios?
Reunidos para realizar un taller regional con nuestros equipos de Asia y una parte del equipo con sede en Francia, Mister Sophoan ha elaborado minuciosamente un programa de visitas a las familias y organizaciones campesinas, en varias provincias con unos nombres cada cual más singular: Takeo, Prey Veng, Battambang, Kompong Cham, Siem Reap. Atento a cada instnte, a cada intercambio de palabras, nos enseña lo que él y todo su equipo han realizado en un periodo de veinte años con estas familias "pobres". No se tranpira ningún tipo de orgullo al respecto; a lo largo de estas intensas jornadas nos dejará construir nuestro propio juicio. De pueblo en pueblo, el programa de visitas se desarrolla según un orden preciso y de perfecta tranquilidad.
Sophoan, también nos cuenta su historia, mientras nos muestra una pagoda en pleno centro de Nom Pen. Niño acogido y formado en un templo budista de la capital, tento en las enseñanzas de Buda com o en las ciencias modernas, se convertirá unos años más tarde, gracias a la fuerza del trabajo en un jóven diplomado y hoy día coordinador de nuestra cooperación en Camboya. Detrás de su cara de niño y que me parece todavía ver sonreir se acumula una gran cordura, respeto y tranquilidad.
"Bueno... ahora vamos...."
En cada visita, la tradicional señal de salida de Sophoan indica el final del encuentro que estima suficiente largo, a menos que las familias campesinas le muestren discretamente su estado de agotamiento tras todas las preguntas y fotos de los numerosos extranjeros, llegados de toda Asia con las "más altas autoridades" de AVSF de Francia. Discreto, pero muy atento a lo que se dice, Claude, nuestro Presidente, que hace parte de la visita. Lo ha dicho: viene aquí, como todos nosotros, para entender y aprender.