Las poblaciones campesinas suelen ser víctimas de prejuicios, de la privación de sus derechos y de la pobreza y la inseguridad alimentaria. Entre ellas se encuentra un grupo de personas que sufre una doble discriminación: las mujeres.
En todo el mundo, las mujeres rurales se enfrentan a normas y reglas sociales que limitan sus ingresos, su acceso y control de los recursos indispensables para la producción agrícola y la ganadería, su acceso a la formación y al asesoramiento agrícola, así como su participación en la toma de decisiones, debido a la escasa representación de las mujeres en los órganos políticos, comunitarios y en las organizaciones campesinas, donde a veces sus voces apenas se escuchan.
Sin embargo, vuestro papel en el sector agrícola es esencial: en la mayoría de los países del Sur, representáis hasta más del 50 % de la mano de obra agrícola y contribuís a la mayor parte de las tareas agrícolas. Sin embargo, vuestro trabajo en la agricultura y la ganadería suele subestimarse y vuestros esfuerzos se recompensan poco o nada.
Según la FAO, 45 millones de personas se librarían de la inseguridad alimentaria si se eliminaran las disparidades entre hombres y mujeres en materia de productividad agrícola y salarios. Por lo tanto, reforzar el poder de acción de las mujeres en los sistemas agroalimentarios tendría un impacto positivo significativo en la producción agrícola, la seguridad alimentaria y la calidad nutricional de los alimentos.
Esta nota presenta el enfoque de AVSF para integrar plenamente a las mujeres y a los hombres en los retos del desarrollo. El objetivo de este enfoque es mejorar la autonomía económica y el reconocimiento social y político de las mujeres. Integra métodos de trabajo y herramientas que facilitan la consideración de la igualdad de género en las acciones de AVSF.